ayres de jazz

El nombre, de claras resonancias piazzollianas, tiene su sentido. El jazz es, ante todo, libertad, mestizaje cultural y elogio de la diversidad. Ayres de Jazz es un pequeño velero que se desplaza en el oceano ciberespacial guiado por la curiosidad con el anhelo de comprender lo que esta sucediendo. Eso es todo.

Wednesday, May 10, 2006

Peter Gabriel y la musica on-line

La última tentación del arcángel Gabriel
Eduardo Basz
De todas las industrias culturales, la música aparece como el lugar predestinado para librar las primeras batallas donde se definirá el devenir de la cultura en la época digital. La combinación de éxito, tecnología y megacorporaciones la convierten en un continente en erupción. Sucede que para estos engendros frankesteinianos da lo mismo vender discos, libros o salchichas. ¿Una exageración?. Gunter Thielsen, jefe de Bertelsmann AG, era dos años atrás ejecutivo de la principal empresa de embutidos de Alemania. A fines del 2003 comandó la fusión con la filial musical de Sony Corp. Así, surgió SonyBMG, la segunda discográfica del mundo. Habla con el cinismo propio de los emperadores .En una entrevista al Wall Street Journal definió su estrategia de puño de hierro.WSJ- “Un tema preocupante para Bertelsman y otros grandes sellos es la cuestión de cómo se les paga a los artistas. Para compensar las perdidas ocasionadas por la piratería y las descargas ilegales, ustedes quieren una parte mayor de las ganancias del artista. ¿Porqué piensa que pueden conseguir más de lo que ya tienen?”. Thielsen- “Desarrollamos a las estrellas y producimos sus discos, que luego se descargan en Internet sin autorización. Una vez que son conocidas, las estrellas dan conciertos y ganan mucho dinero. Nosotros no nos beneficiamos en nada de eso. Creo que deberíamos encargarnos de comercializar todo en torno a los artistas, desde el merchandising a los conciertos, películas y canciones. Necesitamos acuerdos que nos permitan comercializar su producto a nivel global, pero también obtener una parte de las ganancias”.¿No era que estaba llegando la era de Acuario? Lo cierto es que un veterano agitador cultural de la generación de las flores, Peter Gabriel, tomó la iniciativa de dar una respuesta a la altura del desafió. A principios de ano, participo del Foro Económico de Davos, donde los derechos de autor y la música de Internet ocuparon un lugar central. Presidió una conferencia sobre comercio digital titulada “¿Cómo competir con los gratuitos?”. Siempre contemporáneo, junto con su viejo amigo Brian Eno, presentó un emprendimiento con el que piensan “plantarse” y “crear una plataforma en la que los músicos actúen desde una posición de fuerza”. Esta nueva aventura, típicamente gabrieliana, es MUDDA (Magnificent Union of Digitally Downloading Artists). Están muy activos y no es para menos. Este es el momento en que se define como será la nueva manera de hacer música”. Con la transformación de los modos en que la gente compra y escucha música en Internet, los músicos necesitan actuar ahora para apropiarse del futuro de la música digital”. Básicamente, es un conflicto entre la aristocracia del rock y las corporaciones. Después de todo, Gabriel y Eno son unos BoBos ( burgueses y bohemios) que conocen el negocio desde adentro. La Unión Magnífica de Artistas que se Descargan Digitalmente ha generado expectativas entre los artistas, los internautas y los académicos especializados en el estudio de la cultura cibernética. Incluso el analista principal de una consultora de primer nivel de Massachussets se entusiasmo con la iniciativa. “Sin duda será algo valioso e interesante”. Reconoció que la industria puede tomar esta propuesta como un acto hostil. “No sirve a los intereses de una empresa discográfica que haya mucha música por ahí sin que ellos tengan control alguno”. Con MUDDA, los músicos podrían vender directamente sus obras on-line en lugar de hacerlo exclusivamente con las discográficas. La intención es darle mas opciones a los artistas. (Podrían salir de los límites del CD y, por ejemplo, emitir un minuto de música durante un mes o hacer encuestas entre su público). Un ejemplo es el grupo Phish que sabe manejarse por la Web y vende la descarga de sus conciertos en un sitio legal. Por la relación devocional con el publico se los compara con Grateful Dead (aquí serían Los Redonditos de Ricota). Internet les sirvió para tener un contacto más fluido con el publico. Y también fue un gran negocio: facturaron más de 2 millones de dólares desde el 2002. Anteriormente, Gabriel participó en la fundación de OD2, empresa pionera en la distribución de música on line. Opera sitios legales de descarga en 11 países europeos y será el soporte tecnológico de MUDDA. En realidad, tomaron como antecedente el éxito de la tienda musical estadounidense iTunes, de Apple, donde cada tema vale 1 dólar. Es de suponer que la novedad genere interés (léase demanda) por la descarga legal, algo que casi nadie sabe que existe. Uno de los efectos posibles es que el álbum pierda importancia y el énfasis caiga sobre los temas más entradores. Eso parece no inquietar demasiado a un tipo que compuso canciones como Don’ t give up, Security, Shock the monkey y Biko. “Soy un artista que trabaja tremendamente lento. Si algunas de esas canciones se pudieran poner a la venta, no hace falta quedar tan atrapado en la vieja forma del álbum”. Su propuesta es ofrecer on line muchas versiones de un mismo tema o piezas inconclusas de otros autores. De esta manera, el avance de la tecnología provocaría un cambio en nuestra percepción de la música. “En la actualidad hay una tendencia a tratar de encontrar un momento en que la canción está lista, uno clava el alfiler sobre la mariposa, la pone en una caja y vende esa caja. En realidad la música es una cosa viva que evoluciona”.La rapidez con la que el viejo negocio de la música se hundió asustó a las corporaciones que en lugar de anticiparse al futuro se aferraron a los viejos métodos y adoptaron estrategias regresivas, no sólo con los artistas sino también con el público. Como dijo Prince: “Lo que las compañías discográficas no pueden entender es que estos sitios son sólo un ejemplo de la creciente frustración, una reacción al tremendo control que las compañías ejercen sobre lo que la gente puede oír”. Ni el melómano más fanático podía haber supuesto que en los primeros tramos del siglo XXI, la música iba a ser el vértice del conflicto contemporáneo.

ayresdejazz@yahoo.com.ar

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