Seguridad humana, la opcion democrática
Por Eduardo Basz
El caso Bloomberg y el militantismo piquetero parecen haberse puesto de acuerdo en marcar la centralidad del problema de la seguridad. Aunque a muchos les suene raro, lo que nos está ocurriendo dista de ser una exclusividad argentina. Un acto multitudinario en la capital mexicana y una serie de iniciativas del Polo Democrático para implementar en las principales alcaidías colombianas una "seguridad democrática" muestran la dimensión continental de esta urgencia.
Andrés Serbin, titular del Cries (Centro de Investigaciones Especializado en Conflictos), preparó un documento de trabajo para un seminario realizado en Buenos Aires: "El rol de la sociedad civil en la construcción de la paz, la seguridad y la prevención de conflictos". Aunque Latinoamérica es la región del mundo con menos guerras, hay una serie de conflictos en desarrollo que pueden adquirir dimensiones catastróficas. Uno de ellos?: la criminalidad y su correlato inevitable, la inseguridad ciudadana.
Dicho en el lenguaje de las ciencias sociales: "Mientras que los problemas bélicos entre los países latinoamericanos han ido desapareciendo, al igual que la imagen del enemigo externo de la Guerra Fría, el fenómeno de la inseguridad ciudadana ha contagiado a toda la región y representa hoy la más seria amenaza para el orden democrático".
Existe, también, otra dimensión del asunto que lo hace más difícil de abordar, por lo menos desde aquello que se llama la sociedad civil. Las ong's más prestigiosas y los movimientos sociales más potentes surgieron para luchar contra la dictadura militar y la exclusión social. Esto que, en principio, es una virtud se transformó en un obstáculo para adaptarse a los nuevos tiempos. Y la debilidad se transformó en ausencia. Estas falencias no son nuevas, claro, pero se volvieron más que obvias cuando "el incremento de la criminalidad y de la violencia tiende a convertir a la seguridad pública en la principal prioridad".
El concepto de seguridad humana es una idea relativamente nueva que empezó a concebirse como una respuesta democrática frente al crimen, descartando propuestas que tienen algún parentesco con la doctrina de la seguridad nacional. Porque tanto Bloomberg como D'Elía hablan con un tono de autosuficiencia moral y de pobreza de ideas que asustan. Lo más notable es que la idea de la seguridad humana ya fue utilizada por las Naciones Unidas en un informe del '94. Implica una ruptura con la tradición militarista y estatista de la seguridad y abre su discusión y gestión a otros protagonistas: legisladores, jueces, fiscales, ong's y los ciudadanos en general. El núcleo duro se puede reducir en una frase: "Reducción del riesgo colectivo". Y eso se consigue mediante la toma de decisiones y acciones que disminuyan las circunstancias y causas de la inseguridad.
Alejada, tanto, de la ley del Talión como de la tolerancia cero, la seguridad humana aparece no como una fórmula escolar, ni una consigna propagandística, sino como una propuesta ciudadana ante el deterioro social.
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