ayres de jazz

El nombre, de claras resonancias piazzollianas, tiene su sentido. El jazz es, ante todo, libertad, mestizaje cultural y elogio de la diversidad. Ayres de Jazz es un pequeño velero que se desplaza en el oceano ciberespacial guiado por la curiosidad con el anhelo de comprender lo que esta sucediendo. Eso es todo.

Monday, May 29, 2006

Los generales se preparan



Por Eduardo Basz


La combinación del deterioro social, la proximidad del hecho biológico inevitable y la imposibilidad de seguir sosteniendo la grandiosidad idiosincrásica contribuyeron a que, fácticamente, los militares fueran copando las principales empresas estatales: la así llamada "industria del turismo" quedó bajo su control y un destacado general fue nombrado ministro del Azúcar. Han creado lo que en su jerga llaman el Sistema de Perfeccionamiento Empresarial (SPE).También aumentó su peso en el Comité Central, donde parecen ejercer una posición de equilibrio entre reformistas, conservadores y aperturistas. La doctrina militar cubana (Suficiencia Defensiva) y la experiencia del cuerpo de oficiales en las guerras internacionalistas les fue dando una moral específica. Ante la pérdida de los fondos provenientes de la Guerra Fría, semejante aparato militar sólo podía sostenerse avanzando sobre la economía. Cualquier coronel, devenido en gerente, tiene dos títulos universitarios y experiencia de conducción. Se estima que más del 65% de la economía está bajo su mando. Constituyeron el sistema empresarial mejor organizado de la isla. Y sus empresas están más descentralizadas. Es lo que ellos llaman "desarrollo de la iniciativa", una manera indirecta de cuestionar a las franjas más ortodoxas de la nomenclatura partidaria.Todo esto comenzó en la segunda mitad de los '90 cuando terminó el llamado "período especial". Sufrieron una mutación: de maquinaria de guerra pasaron a gerenciar empresas. Así, fue surgiendo un estado paralelo. Más que la lógica del "socialismo real" esto corresponde a la historia de América Latina. Cuba es un país militarizado donde todo isleño tiene asignado un puesto de combate (hay un fusil cada 10 habitantes) ante la siempre anunciada invasión del Imperio, que sirve para crear una atmósfera de fortaleza sitiada. Los frecuentes ejercicios de combate cumplen la función de ejercer el control social de la población y fortalecer la posición de los uniformados.Existe una institución poco conocida que sólo actuó públicamente en el '89 durante la Causa #1 contra el general de división Arnaldo Ochoa Sánchez y otros altos oficiales: el Colegio de Generales. Aparentemente, fueron los generales colegiados quienes se plantaron ante el comandante en jefe para impedir un andanada represiva contra la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, realizada en mayo. Los militares nunca estuvieron involucrados en la represión interna. Ese "trabajo sucio" siempre estuvo a cargo de la Seguridad del Estado y el Ministerio del Interior. Y desean que siga así. Les preocupa que en una situación de crisis, el dispositivo de seguridad estatal sea desbordado.
Quienes primero percibieron esta mutación fueron los militares estadounidenses. Y empezaron a acariciar la idea de una transición a la portuguesa: un general de prestigio acompañado por jóvenes capitanes y coroneles. A principios del '96, Clinton firmó el documento "Apoyo a una transición democrática en Cuba" que dedica varios párrafos de sus 20 páginas a los militares cubanos. Reconoce a las Fuerzas Armadas Revolucionarias como "uno de los pilares más importantes del régimen cubano, que podrán potencialmente desempeñar un papel positivo en la transición de Cuba". El texto clintoniano presenta como ejemplos válidos a las Fuerzas Armadas de Europa oriental. "Ellos encontraron que sus intereses profesionales esenciales no tienen porqué verse amenazados por el advenimiento de la democracia". El obstáculo que puede encontrar esta ingeniería política no está en el marxismo leninista sino en el nacionalismo revolucionario que impregna la mitología de las FAR y que reconoce como momentos fundacionales a Sierra Maestra y las guerras internacionalistas de Angola, Etiopía, Vietnam, América Central, Siria. Justamente, en el '96, el general Erneido Oliva (segundo jefe de la invasión a Playa Girón) fundó el Consejo Militar Cubano-Americano (Camco); en esa iniciativa lo acompaña el ex general de la Fuerza Aérea Cubana, Rafael del Pino. Otra organización es la Unión de Soldados y Oficiales Libres (USOL), encabezada por el coronel de la Fuerza Aérea Álvaro Prendes quien derribó cuatro aviones en Playa Girón y fue condecorado como Héroe de la Revolución. Al decir del general Oliva, "el mensaje debe llegar claro. Estamos aquí para decirle a los militares en Cuba que después de Castro existe una vida para ellos". A principios del 2001 se produjo un acontecimiento inconcebible: el general de marines Charles Wilhelm, quien se acababa de retirar como jefe del Comando Sur, viajó a La Habana. Lo hizo en representación del Centro de Información de Defensa, un think tank de Washington. El Centro tiene en su staff a un contralmirante y como director de investigaciones a un coronel veterano de Vietnam. A Wilhelm lo acompañó otro general retirado de dos estrellas. El propósito de la gira era "hablar allí con militares". El Centro fomenta los contactos entre oficiales estadounidenses y cubanos. Además, "favorecen el levantamiento del embargo y las restricciones porque Cuba no es una amenaza para Estados Unidos ni para nadie". Al regresar, el general Wilhelm habló maravillas de la nueva elite civil y militar. Incluso, la disidencia interna ya habla favorablemente "del complejo militar poscastrista". Y a fines del 2004, Huber Matos escribió que "miramos y tratamos al personal de las Fuerzas Armadas Cubanas como aliado natural de nuestro pueblo sin perder de vista que también en el Ministerio del Interior encontraremos personal dispuesto a identificarse con las aspiraciones del pueblo llegado el momento. En consecuencia, deberíamos pensar que el gobierno provisional instrumentado al producirse el colapso de la tiranía debe estar integrado por civiles y militares. Esto es, una Junta de Salvación Nacional con una agenda bien definida y un calendario previsto".
Acaba de ser editada en Miami la novela "Secreto de Estado", escrita por Juan Benemelis y Eugenio Yanez, diplomáticos cubanos antes de exiliarse. Trata sobre el desenlace disparado por la muerte de Fidel: la fractura del ejército entre reformistas y seguidores de Raúl. Los protagonistas son los militares cubanos y Washington, no la sociedad civil. "La hipótesis es que hay gente que responde a Fidel pero no va a responder a Raúl". Precisamente, el caso Ochoa "es una muestra de que la elite no es monolítica y de que dentro del ejército existen facciones de los generales que estuvieron en campaña, como los africanos, con generales que proceden de la guerrilla y con generales que estuvieron en cargos administrativos". Al decir de los autores, la elite sigue apoyando a Fidel "por un temor hacia lo que vendrá. Estados Unidos nunca le dio la seguridad de que en caso de una transformación, la misma será apoyada. Uno de los factores es que Fidel le ha vendido a esta elite la idea de que si lo derriban lo que viene es soga y cebo". Toda una tragedia latinoamericana con aires de realismo mágico: el joven líder rebelde termina convirtiéndose en un anciano adicto al poder y que deja como legado una situación que sólo pueden dirimir los generales y la Casa Blanca.

ayresdejazz@gmail.com





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