ayres de jazz

El nombre, de claras resonancias piazzollianas, tiene su sentido. El jazz es, ante todo, libertad, mestizaje cultural y elogio de la diversidad. Ayres de Jazz es un pequeño velero que se desplaza en el oceano ciberespacial guiado por la curiosidad con el anhelo de comprender lo que esta sucediendo. Eso es todo.

Thursday, May 03, 2007

Hackers, agitadoresculturales.net


Eduardo Basz
De haber vivido en estos tiempos, Roberto Arlt y Boris Vian serian hackers. Sucede que estos aborígenes del ciberespacio tienen poco y nada en común con la imagen estereotipada predominante. Esto es: unos maníacos que se encienden a las tres de la madrugada frente a una pantalla, comen pizza con cerveza, fuman como murciélagos y los anima el único propósito de infectar la red con virus o penetrar en los correos electrónicos de nuestras tías. Curiosamente, la Policía Federal en un diccionario recurre a la definición de los sociólogos de Internet. “Hacker: apodo que reciben aquellas personas aficionadas a la informática y que conocen profundamente el funcionamiento interno de un sistema, de una computadora o de una red de computadoras, hasta llegar a ser capaces de manipularlas. Con frecuencia, el término es usado indebidamente para denominar aquellas personas que hacen un uso ilegal de sus conocimientos informáticos para entrar en un sistema o red privada. Estos últimos deben ser llamados crackers”. Más aun, los hackers jugaron un papel central en la conformación de Internet y muchos los consideran la matriz cultural de la era de la información y los héroes gandhianos de nuestros días. El hacker es básicamente un inventor, un creador. Lo encontramos tanto en las universidades y las empresas como en los bordes de las ciudades. Hackers académicos diseñaron los protocolos. Otro, el e-mail (en 1970) para los primeros internautas, sin intentar comercializarlo. Hackers de Berkeley desarrollaron el programa Unix. Y dos estudiantes el modem y un ingenio llamado Bulletin Board System (BBS), que permitía archivar y trasmitir mensajes entre las computadoras. Mientras sus jefes los creían realizando tareas subalternas (para las cuales habían sido contratados) investigadores-hackers de un centro de estudios de partículas físicas de Ginebra concibieron la World Wide Web. Y el primer navegador (Mosaic) que hizo popular a la WWW lo hicieron hackers de la Universidad de Illinois. Internet es el primer medio en que muchos le hablan a muchos. Y eso fue creado deliberadamente. Paradójicamente su predecesor, Arpanet (un proyecto menor del Pentágono) fue pensado según las necesidades propias de la Guerra Fría: flexibilidad, ausencia de un centro de mando y máxima autoridad de cada nodo. Fue uno de esos programas raros que los comités del Congreso nunca entendieron del todo pero aun así no le escatimaron fondos. Consideraban que si reunían a los cerebros mas brillantes de la nación, les proporcionaban abundantes recursos y no asfixiaban su creatividad, tarde o temprano iba a salir algo bueno para las Fuerzas Armadas o para la economía estadounidense.Aun así su actividad mas importante era el correo electrónico y la lista mas popular trataba sobre ciencia-ficción. Lo importante era desbordar tecnologicamente a la Union Soviética. Las universidades californianas fueron el escenario donde se produjo el encuentro imposible entre la elite de científicos high-tech (a quienes no les perturbaba ser financiados por el Pentágono) y las redes de estudiantes pacifistas movilizados contra la guerra de Vietnam. 1968 fue una buena cosecha: un científico de San Francisco desarrollo el on-line system, el mouse y el interfaz grafico; otro el hipertexto. En forma paralela a Arpanet, como eje troncal, se fueron desarrollaron otras redes como Usenet News cuyos principales usuarios eran los estudiantes contraculturales unidos a traves de los BBS. En los ’80, Usenet llego a Berkeley, un nodo de Arpanet: había nacido el concepto de red de redes. También se crearon otros usos: listas de correo, chat rooms, conferencias. Uno de los primeros BBS de la bahía de San Francisco (y también más visitado) trataba sobre cuestiones sexuales. Fue ahí donde se crearon las comunidades virtuales. Y en 1985, uno de los organizadores del festival de Woodstock, diseñó el sistema de conferencias. En aquellos tiempos, las corporaciones no prestaron demasiada atención a las posibilidades de las computadores y menos aun de aquello que con el tiempo seria Internet. En 1972, el gobierno estadounidense tomó la iniciativa de privatizar Arpanet pero la American Telegraph & Telephone rechazo la propuesta. Incluso el presidente de otra profetizo que “no hay ninguna razón para pensar que alguien quiera tener una computadora en su casa”. Más aun: Bill Gates y Microsoft recién prestaron atención a Internet en 1995, tras el éxito del Navigator, diseñado por unos emprendedores de Palo Alto.
Esta claro que los hackers no surgieron de la nada. Sus predecesores fueron los phreakers. En 1961, Bell denuncio el primer hurto de servicio telefónico. Las huellas llegaron hasta un colegio de Washington, donde encontraron unas Blue Box, construidas de manera artesanal pero lo suficientemente efectivas para reproducir el tono de las líneas telefónicas. Podían realizar cientos de llamadas sin pagar nada. Con el tiempo se agregaron las Red Box (para los teléfonos públicos) y las Black Box (para larga distancia). Era algo más que una picardía juvenil: cuestionaban las condiciones económicas y tecnológicas de prestación del servicio. Las revistas underground les comenzaron a prestar atención. Los pheakers (freak+phrank) se encontraron con el Youth International Party de Abbie Hofman (el afluente mas politizado del hippismo), empleados telefónicos y estudiantes universitarios que denunciaron los abusos de Bell. Fue el primer movimiento de usuarios por entender, experimentar y apropiarse de un aparato tecnológico de comunicaciones. Había personajes que anticipaban claramente a los hackers: un chico ciego de 8 años que con su silbido logró reproducir la nota que operaba la línea; el “Capitán Crunch”, un sujeto inverosímil que descubrió que con los silbatos de juguetes de los cereales Crunch podía copiar la frecuencia de los teléfonos. A partir de los phreakers, los usuarios mas despabilados podían tener información relevante sobre el funcionamiento de la red, además de tarifas, guías y claves. Habían terminado los tiempos en que los usuarios aceptaban sin chistar las condiciones de prestación de un servicio. Si algún legado dejaron los phreakers fue que la tecnología puede ser descifrada, criticada y usada de un modo inverso al que dicen los manuales. Con el tiempo, la Bell se convirtió en la American Telegraph & Telephone y los phreakers en hackers.Precisamente, en 1983 ante una iniciativa de la ATT por convertir al programa Unix en objeto de su propiedad, Richard Stallman (hacker e investigador del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT) constituyó la Fundación para el Software Libre. Sus definiciones contribuyeron a definir el rumbo y el perfil del movimiento hacker.
“a) los verdaderos hackers deben escribir y compartir generosamente el software que desarrollan.
b) contribuir activamente a probar y depurar el software libre que desarrollan.
c) aportar información verdaderamente relevante para la extensa y compleja comunidad de Internet.
d) contribuir al adecuado funcionamiento de la infraestructura de la red de redes.
e) extender positivamente la cultura hacker”.
Stallman que en su época estudiantil fue un activista del Movimiento por la Libertad de Expresión de Berkeley, no sólo invento un sistema operativo alternativo (GNU) sino dio un paso más: creo el concepto de copyleft como una opción al copyright. El soft libre es algo más que un código disponible es una forma diferente de entender la tecnología, el trabajo y la innovación. No debe extrañarnos que un veterano agitador tropicalista como Gilberto Gil, ministro de Cultura de Brasil, se incline por esta opción. “El mundo hacker es lo opuesto a la ortodoxia analógica reaccionaria, un mundo que apuesta por el software libre y al cual Internet le permite crear espacios de igualdad perenne. Los hackers crean, innovan, resuelven problemas y ejercitan la organización de la ayuda mutua y voluntaria lo que encaja perfectamente con el espíritu fundacional de la red.”.El propio Gil debió librar una batalla personal durante 6 años en los tribunales brasileños para colocar 500 canciones suyas en la Web. Para mucha gente, usuarios pasivos, ser miembro de la ciudad digital pasa por tener un celular, una cuenta on-line, bajar archivos MP3, chatear o disponer de 200 canales de televisión. Pero los hackers son todo lo contrario: atravesaron las líneas divisorias entre usuario, productor e inventor. Tal vez sin proponérselo pusieron en crisis a todo un modelo de organización social basado en la fabrica del siglo XIX. Lo cierto es que el software libre, el copyleft y el P2P musical están erosionando las bases de imperios corporativos. Los hackers están en la primera línea de choque de cualquier pretensión de establecer un control gubernamental o corporativo sobre la net. Recientemente, una jueza penal de Santander absolvió a un internauta a quien le pedían dos anos de prisión por descargar y compartir música en Internet.. La jurista considero que no hay delito sino existe ánimo de lucro y el individuo esta amparado por el derecho de copia privado. Otro caso: en el senado brasileño fue presentado un proyecto para controlar a los internautas. Ante la protesta de ONG, juristas y empresas proveedoras del servicio, su mentor (un legislador socialdemócrata) lo retiro. De acuerdo con la propuesta originaria, los usuarios debían identificarse con nombre civil y numero de documento antes de ingresar en la red, conversar en chat, enviar mails y editar blogs. Junto con propuestas concretas para sancionar al cibercrimen, se avanzaba en la figura delictiva de “obtención indebida de información en la red”.
¿El movimiento hacker es la reencarnación del acid-rock de San Francisco? Al menos eso parece entender John Perry Barlow, letrista de Grateful Dead y promotor de la Electronic Frontier Foundation, primera organización de defensa de los derechos civiles en el ciberespacio. Promovieron una movilización social que llevo a la derrota de la Ley de Decencia de las Comunicaciones. También defendieron a hackers con serios problemas penales como el noruego Jon Johansen quien en el 2003, a los 20 años, distribuyó gratis el programa para copiar los DVD y edita el blog So Sue Me (denunciame si puedes), donde relata sus hazañas. Porque si Internet le debe mucho a los hackers, ellos están en deuda con los Grateful Dead. Fundado en 1965 bajo el liderazgo de Jerry García, siempre fue algo más que un grupo de rock. La relación con el público era, por decirlo de alguna manera, devocional. Sus seguidores eran los Deadheads, núcleo duro de la contracultura californiana. En 1974 editaron la revista Dead Relix para alentar el intercambio de las grabaciones de los conciertos. Grateful Dead siempre promovió que su música circulara libremente entre la comunidad de fieles. Esta práctica analógica y casera es un precursor de P2P. Más todavía: la primera comunidad virtual (The Well) la crearon Deadheads. Por esas cosas de la vida, The Grateful Dead, la banda más hippie de la Republica de California, llego a figurar entre las celebridades más ricas de Estados Unidos. La revista Forbes los ubicó en el puesto número 20 con una facturación anual de 17 millones de dólares . Y así estuvieron durante mucho tiempo. Sus intereses por el mundo digital eran múltiples y profundos. Lo mismo puede decirse al revés: emprendedores del Silicon Valley, como los fundadores de Apple, tenían simpatías por Jerry García y los Dead. A mediados del ‘89 como consecuencia de los conflictos internos de Apple, alguien copió un software y despacho disquetes por todo el país. A partir de este episodio (que ni siquiera fue espionaje industrial), el FBI lanzó una cacería de hackers bajo el hoolywodense nombre de “Sundevil”. Entre los sospechosos estaban los integrantes de una entidad llamada The Hackers Conference. Sus miembros son el tipo de gente a la que le irrita que los confundan con ladrones o marginales: ejecutivos de empresas high-tech, consultores, periodistas, bibliotecarios, académicos. Este foro era una de las tantas actividades culturales de la Point Foundation, con sede en Sausalito, que en los ‘ 60 y ’70 promovió la ecología, la vida en comunidad, el retorno a la tierra y otras cosas por el estilo. Cuando en 1984, Apple lanzó la Macintosh, esta ONG inicio sus conferencias anuales de hackers y adopto los nuevos recursos de la contracultura digital. Un año después editó The Well (The Whole Earth ‘Lectronic Link), como su BBS. No había adolescentes, los usuarios eran veteranos de San Francisco: treintañeros y cuarentones, con buenos empleos en la nueva economía de la zona. Los atraía el estilo de la fundación: distribución libre de ideas y herramientas. En 1990, cuando el FBI inició la cruzada anti-hackers, The Well tenía 5.000 usuarios. Promovían todo tipo de debates. La estrella, claro, era el inclasificable Barlow, rockero californiano, tercera generación de un linaje de ganaderos de Wyoming y candidato a senador por el ala libertaria del Partido Republicano. Según su opinión, el mundo de las comunicaciones electrónicas, visibles gracias a la pantalla de la computadora, ya no podía ser considerada como un conjunto de cables high-tech. En vez de eso se había convertido en un lugar, el ciberespacio, que pedía un nuevo conjunto de metáforas, de reglas y comportamientos. Tanto Barlow como muchos técnicos de Apple fuero investigados por el FBI. Otro sospechoso fue Mitchell Kapor (lo interrogaron en las oficina de Boston). El creador del programa-hoja de calculo Lotus 1, 2,3 intervenía en The Well y antes de hacerse de millonario con su invento paso unos años en los ashrams de la India y Nepal para iniciarse en la practica de la meditación. Barlow y Kapor escribieron el manifiesto “Crimen y Confusión”, donde convocaban a crear una asociación para otorgar becas, hacer lobbies y litigar en las áreas relacionadas con la expresión digital y la extensión de los derechos constitucionales en el ciberespacio. Inmediatamente, consiguieron el respaldo económico de los fundadores de Apple, Sun Microsystems, los pioneros de la realidad virtual e inversores en redes. En una cena de hombres de negocios-activistas sociales escogieron el nombre: Electronic Frontier Foundation. Hacia 1996, Barlow participo en el Foro de Davos, donde dio a conocer su Declaración de Indepencia del Ciberespacio.”Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, pido al pasado que nos deje en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo, así que me dirijo a ustedes sin mas autoridad con la que la libertad siempre habla”.
La libertad de expresión y de uso es uno de los valores constitutivos de Internet. Por eso, la red interpreta la censura como un obstáculo técnico y lo esquiva. De hecho, el ciberespacio ha tenido esa expansión inesperada no tanto por lo microchips como por los usos múltiples y diversos de la tecnología, una obra de miles de mentes brillantes cooperando entre si. Estos usuarios-productores son los hackers.

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