ayres de jazz

El nombre, de claras resonancias piazzollianas, tiene su sentido. El jazz es, ante todo, libertad, mestizaje cultural y elogio de la diversidad. Ayres de Jazz es un pequeño velero que se desplaza en el oceano ciberespacial guiado por la curiosidad con el anhelo de comprender lo que esta sucediendo. Eso es todo.

Tuesday, October 17, 2006

La ascensión de los verdes brasileños





Por Eduardo Basz

Fueron las elecciones de la diversidad. Los principales ganadores fueron las minorías: en contraste, las grandes maquinarias perdieron representatividad. Los pequeños partidos ideológicos ganaron presencia y significación. La virtud de la complejidad, al parecer, gana terreno en el campo de la política. El sociólogo Cándido Grzybowski, director del centro de investigaciones Ibase, no coincide "con la opinión dominante de un país dividido. Veo más bien un país fragmentado, más diverso, complejo y contradictorio que un análisis superficial de división dual entre los votos de Lula y Alckmin. Pero estamos también delante de una enorme oportunidad de comenzar ahora la construcción de una nueva onda de democratización, con una nueva agenda, que apunte a la reconstrucción de los sujetos sociales y de su participación". Junto con la elección de presidente y gobernadores, 105 millones de ciudadanos brasileños debieron escoger a 513 diputados federales, 27 senadores y a todos los miembros de las 27 asambleas legislativas. De los 417 diputados que buscaron la reelección, 267 la obtuvieron. La banca del PT pasó de 91 diputados a 83, el Partido de la Social Democracia Brasileña de 70 a 65 y el Partido del Frente Liberal de 84 a 65. En compensación, el Partido Popular Socialista (antiguos comunistas reubicados) subió de 15 a 21, el Social Cristiano de 1 a 9 y el Partido Verde de 7 a 13 diputados federales, más 34 legisladores estaduales.
Para el sesentaiochesco Fernando Gabeira (con 290.000 sufragios fue el candidato más votado en Río) este respaldo social debe entenderse como "un mensaje claro sobre la necesidad de combatir la corrupción y hacer una reforma política. Hay una sensación de que las estructuras políticas están podridas".
Así como en su buena época la Argentina tuvo al primer diputado socialista de América y el PS de Juan B. Justo supo ser la fuerza más importante de este lado del Atlántico, hoy sucede lo mismo con los verdes. En el resto de la región no pasan de las bellas declaraciones o los engendros grotescos. ¿Hacia donde vaya Brasil irá América Latina? Con veinte años de historia, 200.000 afiliados y el apoyo del 3,6% del electorado, el PV es también federalista, parlamentarista y municipalista. Esta minoría innovadora "no es prisionera de la estricta polarización izquierda versus derecha. Se ubica al frente. Está abierto al diálogo con todas las fuerzas políticas, con el objetivo de llevar a la práctica las propuestas y programas verdes. El PV se identifica con el ideario de izquierda. Pero no entra en el canon de la izquierda tradicional y cuestiona, asimismo, la hegemonía neoliberal, dos vertientes del paradigma productivista del siglo XIX. Los verdes buscan en la ecología política nuevos caminos para los problemas del planeta".
Durante mucho tiempo, Gabeira fue el único diputado verde en el multitudinario Parlamento brasileño. Pero en el 2002 suscribieron un pacto con el PT ("Por un Brasil sustentable") para acompañar la candidatura presidencial de Lula. Se involucraron en una "coalición ideológica muy amplia" donde entraban comunistas, liberales, socialdemócratas y "muchos viejos zorros de la elite política brasileña". Consiguieron seis diputados y el Ministerio de Cultura. Pero a poco de andar empezaron los cortocircuitos. Con el recurso presidencialista de la 'medida provisional' (algo así como nuestros decretos de necesidad y urgencia), Lula permitió la importación de neumáticos usados de otros países del Mercosur. Luego, la introducción de semillas transgénicas. Después, anunció que en el Pantanal del Matto Groso se desarrollaría la minería y la ganadería. La Secretaría de Medio Ambiente fue convertida en una cuasi-ong consultiva. Peor todavía: el ministro de Ciencia y Tecnología, el socialista Roberto Amaral, apoyó la continuidad del Programa Nuclear Brasileño que incluye el enriquecimiento de uranio y la construcción de un submarino atómico. Hay otro aspecto central en la ruptura: la dimensión libertaria de los verdes. "Con respecto a la libertad democrática, hemos hecho clara nuestra oposición al silencio del gobierno sobre la violación de los derechos humanos en Cuba, en donde encarcelan a los periodistas y a los intelectuales y otros son ejecutados. No podemos coincidir tampoco con el voto brasileño en Ginebra para expulsar a Reporteros sin Fronteras del Consejo de Derechos Humanos". Finalmente, comprendieron que "la toma de decisiones en el PT se parece mucho al liderazgo de Europa oriental, donde es inadmisible un nuevo modelo incluyendo variables ambientales".
La multiplicación de la diversidad en el ecosistema político brasileño aparece como uno de los efectos más fecundos de las elecciones del 1 de octubre. Este Brasil complejo y diverso amenaza con convertirse en la gran usina social y cultural de América Latina.
ayresdejazz@gmail.com


Tuesday, October 10, 2006

Dengue y seguridad del Estado


Por Eduardo Basz

El estallido de la epidemia del dengue no podía haber sido más inoportuno. Porque si la pretensión de una sociedad perfecta es algo propio de los "socialismos reales", aquí aparece potenciada por la condición latinoamericana de su nomenklatura y el momento transicional de su irrupción. Bien mirado es bastante obvio que hayan hecho lo imposible por convertirla en un secreto de Estado. Su misma existencia pone en crisis tal vez la última ilusión propagandística de la Revolución Cubana: la de una salud pública escandinava en una isla caribeña. ¿La epidemia pudo estar despojada de toda dramaticidad política? Después de todo, esto va más allá de Cuba. Según la OMS, el dengue ha crecido en los últimos tiempos lo suficiente para convertirse en endémico en un centenar de países tropicales y afectar a 50 millones de personas cada año. Aun así el propio régimen se las ingenió para convertir una crisis sanitaria en una cuestión de seguridad estatal y de disciplina social. Un caso: en la televisión pasan un spot donde dos individuos con aspecto de policía secreta ingresan en una casa; toman muestras de agua de los tanques, floreros, botellas y también del patio, pero antes de irse les advierten a sus habitantes que "están viviendo con el enemigo". Otro: el semanario "Tribuna de La Habana" recién se ocupó de la epidemia el domingo 1 de octubre (varios meses después de haberse registrado los primeros casos), le dedicó 3 de sus 8 páginas. Pone la responsabilidad de la crisis en las personas e instituciones que no cumplen las normas de higiene. Y reclama multas durísimas para estos casos de "indisciplina". En una carta enviada a la OPS en agosto, el ministro de Salud Pública reconocía los brotes de dengue. Pero eso no impidió que se realizaran la cumbre de los No-Alineados ni el Campeonato Mundial de Béisbol Juvenil.
Aunque en los hospitales municipales ingresan 70 pacientes por día, el gobierno tiene proscripta la palabra epidemia. Pero funcionarios del Ministerio de Salud Pública confirmaron a la BBC la magnitud de la plaga que ya afecta a toda la ciudad de La Habana. Los casos más graves son derivados al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri, el centro más importante de la isla en investigación y tratamiento de ese tipo de enfermedades. Así, el arzobispo instruyó a sus sacerdotes, diáconos y devotos para que recen "mientras dure la epidemia de dengue que nos aflige". Con sus uniformes grises, los funcionarios de Salud Pública inspeccionan viviendas y calles. Pero en esta campana también están involucradas las Fuerzas Armadas y prácticamente toda la maquinaria estatal. Incluso en ciudades con más de 200.000 habitantes se han utilizado avionetas y helicópteros para fumigar zonas extensas. Durante la última epidemia (a principios del 2001), el director general del Instituto de Medicina Tropical dijo que era necesario contar con un buen presupuesto en higiene ambiental. Consideraba primordial la recolección de basura y la fumigación sistemática. Estas recomendaciones nunca se cumplieron. Incluso "Granma" llegó a contar en La Habana 580 focos del mosquito 'Aedes aegypti', transmisor de la enfermedad. Ni peor ni mejor que otras urbes latinoamericanas, en la ciudad cubana la basura no se recoje, los escombros se amontonan y el suministro de agua potable es pésimo. El problema, por supuesto, no es nuevo. La palabra dengue surgió en 1820 durante una gran epidemia en el Caribe. Los esclavos la llamaban dinga o dyenga, que en swahili nombra la posesión maligna. En el habla popular la llaman "fiebre rompehuesos" o "quebrantahuesos". Más terrenal (y científico) fue el cubano Carlos Finlay, quien en el siglo XIX identificó al Aedes aegypti como el vector de la fiebre amarilla y el dengue. Tal vez, pensando en esto fue que José Martí diría que "la verdadera medicina es la higiene".
Pero a estos elementos históricos y estructurales (en 1981 Cuba padecía una de sus peores epidemias) se agrega algo propio de la época. Para Darsi Ferrer, médico disidente y director del Centro de Salud y Derechos Humanos, como elemento reciente está "el desmantelamiento, no reconocido, del sistema de atención primaria por la salida de alrededor de 30.000 médicos y personal de salud a misiones de carácter político en países del Tercer Mundo". Hasta último momento, la sociedad cubana pagará los costos del desmesurado protagonismo internacional del máximo líder.

ayresdejazz@gmail.com